Santiago Ramón y Cajal, nuestro gran premio Nobel, decía “las ideas no duran mucho, hay que hacer algo con ellas”. Esta máxima ha inspirado la creación reciente de la Ilustre Academia de Ciencias y de la Salud Ramán y Cajal, creada por grandes profesionales con el fin de organizar, promover, apoyar y tutelar eventos científicos, además de proyectos humanitarios por grandes profesionales de ámbito nacional.

La filosofía de la Academia busca reconocer la calidad tanto en el ámbito de la salud como en otros y alentar las carreras y trayectoria de cada profesional otorgándoles premios, diplomas y distinciones que les reconozcan el esfuerzo, les capacite y les sirvan de aliento.

Se trata de potenciar los valores de los profesionales para que alcancen la máxima calidad y enriquezcan el sistema social.

La Fundación Paz y Cooperación ha sido distinguida con la Medalla al Mérito Humanitario, que premia la labor de todos aquellos profesionales, empresas e instituciones que se han caracterizado por su actuación humanitaria y benefactora ante los más necesitados.

Este galardón se entrega a quienes después de un estudio pormenorizado realizado por nuestro equipo de asesores especializados se decida que son merecedores de dicho privilegio, una vez que quede demostrada su entrega y servicio a las causas humanitarias.

Paz y Cooperación que fue creada por mi el 2 de diciembre del 1982 ha desarrollado múltiples proyectos de cooperación al desarrollo y se ha distinguido en el campo de la salud en la coordinación del sistema sanitario del municipio Villa El Salvador, un pueblo joven en Lima, Perú, que incluya 12 postas medicas y un laboratorio, proyecto pilotado por Michel Azcueta, un alcalde visionario. Por la colaboración con el hospital de rehabilitación de discapacitados, entre ellos las víctimas de las Intifadas, de la Bethlehem Arab Society, en Belen, Palestina, con financiación de varios quirófanos, material sanitario, equipamiento de la cafetería y envío de voluntarios.

Destacable también la contribución al proyecto del Father Charles, un sacerdote altoatesino con dos almas austriaca e italiana, que en territorio dndebele tiene un estupendo proyecto de infancia abandonada, con malformaciones y afectados por el VIH. Se construyó un auditorio, una hospedería y campañas de prevención e información a la población sobre el VIH.

Además de estos tres proyectos se han financiado ambulatorios en Mauritania con especial atención a la maternidad y a la infancia.

En su pagina web la Academia Ramón y Cajal nos informa que la mencionada Medalla Humanitaria está específicamente pensada para aquellos profesionales y empresas que dediquen su esfuerzo a ayudar, mantener y buscar soluciones que hagan posible el desarrollo de fundaciones, asociaciones ONGs y particulares que trabajen solidariamente en causas humanitarias y acciones sociales para mejorar la vida de los más necesitados y desprotegidos.

Personas excelentes que son absolutamente necesarias para que el mundo sea un lugar más agradable en el que vivir.

La Junta directiva está presidida por la Dra. Doña Carmen Slocker de Arce, cuyo el Vicepresidente es el Dr. D. Javier López-Ibor, ambos con notables currículos académicos. Cuenta con dos académicos de honor el Dr. D. Francisco Javier Fernández Perianes y el Dr. D. Leandro Plaza Celemín.

Este reconocimiento es muy honroso para Paz y Cooperación que ha superado ya los 35 años de existencia y que en la actualidad se ha embarcado en un ambicioso programa de educación a la mundialidad.

La Academia indica que este reconocimiento nos permite a los profesionales con esta distinción añadir a nuestro historial de logros una conmemoración oficial respaldada por una Institución certificada, lo que les proporciona una mejor imagen de marca personal y gran prestigio profesional, avalado por los excelentes profesionales que constituyen la Academia.

La obtención de este galardón es un verdadero reto para superarnos y seguir nuestra labor, es un punto de partida. Deseo recoger por ultimo otro pensamiento de Santiago Ramón y Cajal “Todo hombre puede ser, si se lo propone, escultor de su propio cerebro”.